El Castillo es bastante desconocido entre las gentes de Los Pedroches por no ser accesible, además por no estar cercano a una de las carreteras principales de la comarca, para llegar hasta el lo mejor es dirigirse hasta Belalcazar salimos en dirección hacia Cabeza del Buey, pasaremos muy cerca de la que sin duda es una de las grandes estampas de la zona norte de Córdoba, el Castillo de los Sotomayor que esperemos que pronto podamos visitarlo, a unos 6 km encontramos una carretera a la derecha, dirección estación de Belalcazar, está en bastante mal estado, después de unos 12 km encontramos un pequeño letrero donde pone Madroñiz a la izquierda, a estas alturas tendremos ya una perfecta visión del castillo, continuamos por un camino de tierra y a poco mas de 300m. cruzamos el rió Zujar por un vado de hormigón, merece la pena pasar despacio o hasta detenerse para contemplar la gran cantidad de fauna y flora que nos encontramos, la primavera en plena ebullición, solo al cruzar vimos varias aves acuáticas además de un pez de cosiderables dimensiones, luchando por no quedar barado en el cemento, unos metros después de salir encontramos el primer núcleo de casas, aun podemos seguir por el camino un poco mas arriba hasta unas naves dedicadas al ganado, aquí dejamos los coches.
La fortaleza se encuentra enclavada en un lugar de gran valor estratégico. Alejado hoy de todos sitios, por sus proximidades discurrían dos importantes caminos históricos: un ramal de la comunicación Córdoba - Toledo que pasaba por el actual Belalcázar y, en sentido este - oeste, una importante vía natural que recientemente ha sido rescatada para el proyecto, que no sabemos si alguna vez se veremos hecho realidad, de comunicación entre Valencia y Lisboa. Este hecho nos hace suponer que pudo existir aquí un antiguo castillo islámico del que, en cualquier caso, no quedan restos visibles. No se ha identificado con ninguno de los enclaves fortificados mencionados en las fuentes historiográficas musulmanas y, a falta de estudios arqueológicos, la existencia del Madroñiz andalusí no puede superar hoy la categoría de mera hipótesis.
Sin embargo, esa hipótesis parece confirmarse por el hecho de que el castillo existiera en época de Fernando III, inmediatamente después de la conquista castellana de este territorio. El monarca creó en su entorno el más extenso ámbito territorial de las tierras cordobesas al entregarlo en donación a su hijo, el infante don Manuel, junto con una extensión de 100 yugadas de tierra. Tras pasar por manos, entre otros, de Don Manuel y su hijo (el infante Don Juan Manuel), Fernán Gómez de Toledo y Diego García de Toledo, Pay Arias de Castro, Martín Fernández de Córdoba o Diego Fernández de Córdoba, en 1447 su propietario, Diego Fernández de la Trinidad acuerda su entrega, cambiándolo por diferentes posesiones en la Campiña cordobesa, a Gonzalo Mejía, señor de Santa Eufemia. En manos de sus herederos permanecerá hasta 1912.
Precisamente esta etapa nos ofrece los datos más curiosos sobre la historia del castillo de Madroñiz. Aunque la posesión por parte de Gonzalo Mejía no se confirmará hasta 1461, sabemos que el acuerdo de adquisición se había producido sólo tres años después de la señorialización de Gahete (actual Belalcázar) que tuvo lugar en 1444. Evidentemente, no es una casualidad. En el momento en el que el bachiller Piedrafita se está encargando de delimitar los términos del nuevo señorío del Maestre de Alcántara, el expansionista señorío de Santa Eufemia busca integrar en su jurisdicción unas tierras (la dehesa del Madroñicejo, que ya era propiedad de Mejía, y el castillo propiamente dicho) que siempre habían pertenecido al término de la ciudad de Córdoba y de su villa de Gahete.
Para conseguirlo, Mejía se hace con la propiedad del castillo y sus tierras aledañas, y no duda en utilizar todos los medios a su alcance (no necesariamente legales, por supuesto) para integrar estas propiedades en la jurisdicción de su señorío. Con este objetivo claro, el de Santa Eufemia no dudará en encargar falsificaciones de documentos. Tretas que se saldarán con un rotundo éxito, al modificarse en su beneficio una delimitación jurisdiccional que, en realidad, debía haber dejado Madroñiz dentro del término del señorío de Belalcázar.